miércoles, 16 de diciembre de 2020

 180.- Miércoles 16 de diciembre, 2020 


Medio siglo y un cuarto de milenio.


Pieza: Violin Sonata No. 7 in C Minor, Op. 30 No. 2: I. Allegro con brio

Compositor: Ludwig van Beethoven

Álbum: Beethoven Violin Sonatas Nos. 7 & 10

Interpretación: James Ehnes (violín) y Adrew Armstrog (piano)

 
















Medio siglo y un cuarto de milenio.


El mundo de la Música está hoy de fiesta, en múltiples ciudades del mundo habrá grandes celebraciones, pues se conmemoran dos siglos del nacimiento del genio de Bonn” Fueron las palabras que con gran entusiasmo nos manifestó el maestro Benito Quiñones a un grupo de estudiantes de secundaria el 16 de diciembre de 1970. En ese entonces, no alcancé dimensionar su alegría y emoción, pero me impactó, pues aún lo recuerdo con toda claridad y detalle.


Durante los años que cursé la primaria, el profesor Quiñones era el responsable de la asignatura de Actividades Artísticas, espacio en el que entonábamos (con cancionero en mano y carentes de entusiasmo) canciones populares mexicanas, mientras él tocaba el piano. Gracias a él, conocimos a Agustín Lara, Pepe Guizar, Chucho Monge y a muchos otros.

Años más tarde, en secundaria, la asignatura con frecuencia semanal, cambió de enfoque. El mismo maestro que nos había forzado con amabilidad y paciencia a cantar en la primaria, ahora nos hablaba de los grandes compositores clásicos, mientras nos exponía a sus obras. Benito Quiñones, un entusiasta docente, llegaba a clase con su tornamesa portátil y sus LP’s clásicos, que manejaba con la misma delicadeza con la que yo cuidaba mis discos de rock. Nuestra reacción imberbe era de rebeldía y desaprobación, preferíamos escuchar las melodías del momento, interpretada por: cantantes, guitarras eléctricas, bajo, batería y en ocasiones teclados y sintetizadores. Nuestro impulso adolescente era retar, con un ingenuo deseo de impresionar al profesor. Recuerdo con gran admiración al maestro Quiñones, que con didáctica paciencia y empatía, aceptaba que lleváramos discos de rock; pero antes, debíamos escuchar las piezas clásicas que nos presentaba y poner atención a los comentarios que él señalaba, sobre la obra y el autor. Era evidente la superioridad y complejidad de los clásicos. A pesar de que dicho género musical me vislumbró, mi corta edad impedía poder aceptar y externar ante mis compañeros, que efectivamente apreciaba y disfrutaba dichas melodías. Esas fueron mis primeras aproximaciones a la música clásica. Beethoven, fue uno de los primeros compositores que conocí y desde entonces, me ha cautivado su obra.


Poco a poco, compré algunos discos clásicos que me fascinaba escuchar a solas y con audífono para intensificar la experiencia y que además, nadie se enterara de mi nueva afición. En mi adolescencia tardía, frecuentemente sintonizaba una radio difusora de música clásica y mi gusto por este género empezó a crecer. A pesar de lo anterior, el rock y otros géneros musicales nunca han dejado de gustarme. 


Hoy, medio siglo después, resuena en mi interior el emotivo y mozo encuentro con Beethoven y reconozco el impacto que tuvo en mí, la modesta y vehemente labor inspiradora del maestro Benito Quiñones. Mi profundo agradecimiento a ambos, al compositor y al docente. Los dos me marcaron, despertaron y alimentaron mi gusto por la Música Clásica. Hoy conmemoramos 250 años del nacimiento de Ludwig van Beethoven, al gran genio que compuso obras maravillosas que han iluminado a la humanidad durante más de dos siglos. Beethoven, un hombre que poseía una extraordinaria imaginación y compulsiva pasión; compositor con una atormentada y compleja personalidad taciturna, a quien la gloria y la tragedia lo acompañaron durante toda su vida.





https://www.bbc.com/mundo/noticias-55208393



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